Nuestra Historia

En Santeliz, el café no parte en la finca. Parte en la mesa.

Nuestra historia no comenzó con una máquina tostadora. Comenzó mucho antes, cuando descubrimos que el café ya estaba en nuestra familia sin que lo supiéramos.

Resulta que mi bisabuelo y mis tíos abuelos trabajaban en una finca cafetalera llamada Las Guarabitas, en Venezuela. Pero yo lo supe recién después de enamorarme del café. No heredé el oficio directo, pero sí el instinto.

En 2020 empecé a tostar café como quien prueba una receta familiar olvidada. Fui aprendiendo a fuego lento, sin apuros, compartiendo cada taza con mi pareja, mi hija, mi familia… y con amigos que después se volvieron familia también.

Así nació Santeliz Coffee Roasters. Un tostador pequeño, independiente, donde cada café tiene nombre propio. Porque cada café representa a alguien importante para nosotros.

Algunos cafés se llaman como mi abuela, otros como mi perro, mi hija o mis tíos. Pero todos tienen algo en común: cuentan una historia.

Y si abres una bolsa, no estás comprando solo café. Estás entrando a nuestra casa.